.: tristeza: un apetito que ninguna desgracia satisface :. E.Cioràn



miércoles, 27 de julio de 2011

100 . Es posible la paz y la convivencia entre israelíes y palestinos?

Esta es la pregunta del millón. ¿Cómo congeniar intereses, aspiraciones y derechos tan contradictorios entre sí? En la actualidad lo que prima es la violencia y es prácticamente imposible pensar en una convivencia pacífica. Los acuerdos de Paz de 1993 abrieron una ventana de esperanza que se cerró demasiado rápido por motivos diversos y entre mutuas recriminaciones. La esencia del conflicto sigue siendo una cuestión nacional, dos pueblos reclamando un mismo territorio. El siglo XX ha demostrado que ninguno puede deshacerse del otro, por más que se lo propongan. Están condenados a vivir juntos. Hay un elemento que todavía permanece en algún ligar del inconsciente colectivo: durante siglos judíos, musulmanes y cristianos convivieron en paz cuando eran comunidades religiosas sin aspiraciones nacionales. Si bien es cierto que la palabra paz es enarbolada como consigna, por más que aparezca una y otra vez, la pregunta sigue siendo cómo. ¿Están dispuestos a convertir sus espadas en arados y dejar de alzar la espada pueblo contra pueblo, como decía el profeta Isaías? Nadie parece haber encontrado hasta ahora la fórmula. De algo se puede estar seguro: mientras continúe la ocupación de Cisjordania y la Franja de Gaza la paz es imposible. El Estado de Israel no puede perpetuar la ocupación y los israelíes no pueden pensar que esto será aceptado eternamente por los árabes. ¿Podrá una intervención de Naciones Unidas separando ambos pueblos poner fin a los enfrentamientos? ¿Es posible separarlos? Tampoco es menos cierto que nadie puede creer que una vez que concluya la ocupación los dos pueblos mágicamente vivirán en paz. Pero es posible que permita recorrer un camino en el que ambos pueblos puedan hacer repensar aquella frase "vuestro holocausto, nuestra catástrofe...".



Pedro Brieger. 2010

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